ENTREVISTA A Marta Sebastián

¡Hola, tejedores!

Víspera de Reyes y uno de los mejores regalos que podría recibir, tener por este rincón a una de mis autoras autopublicadas favoritas: Marta Sebastián 

«La literatura no solo debe entretener,

sino también reflejar y criticar la sociedad que nos rodea.» 

¿Quién es Marta Sebastián?

Ufff… Es una de esas preguntas que parecen fáciles y son muy complicadas de responder. Soy madrileña y con alma gallega, soy una soñadora y, o al menos lo intento, una luchadora incansable. Tengo dos niñas pequeñas (mis dos bichas) y sueño con dejarles un mundo más justo para ellas. Una de las maneras que tengo es a través de mis libros. 

El color azul es prácticamente una constante en tu imagen (uñas, pelo…), ¿tiene algún significado especial que puedas compartir con nosotros?

El azul siempre fue mi color favorito pero a raíz del nacimiento de mis bichas y que ese color iluminara su mirada en dos tonos muy diferentes y hermosos, se volvió imprescindible. Miro ese color y me recuerda por qué lucho por mis sueños. 

¿Cómo te animas a escribir y, sobre todo, a publicar lo que escribes?

Escribo desde que era pequeña. No recuerdo cuándo fue el momento en que empecé a hacerlo. Es algo que siempre me ha acompañado. No hay un momento en mi vida en el que no haya llevado un cuaderno y un bolígrafo encima para escribir. 

Siempre quise ser escritora pero lo veía como un sueño imposible. Hace unos años el mundo literario no daba las oportunidades que hay actualmente. Es maravilloso que todo eso haya cambiado tanto y que muchísimo grandes talentos que hace un tiempo nunca hubieran tenido la posibilidad de que sus libros saliera a la luz, actualmente puedan publicar. 

En el 2015, cuando terminé de escribir Remiendos del pasado, me empecé a plantear qué era lo que quería hacer con él: si dejarlo en el cajón junto a otras muchísimas historias o intentarlo. Y pensé que si quería transmitirles a mis hijas el mensaje de que luchen por sus sueños yo debía hacerlo también. ¿Cómo animarles si yo no lo hacía? 

¿Cómo combinas la vida familiar, el trabajo y el mundo “escritoril”?

Explotando a Luismi y durmiedo poco. Es broma; bueno, solo un poco. Hay momentos difíciles, momentos en los que cuesta… pero tengo la suerte de tener una familia que me apoya y que está orgullosa de lo que hago. 

Escribo en cualquier hueco que tengo. Lo que más me cuesta es el tema del marketing y la publicidad. Nunca ha sido algo que me guste y el que me robe tanto tiempo de estar con los míos lo hace menos atractivo. Pero es fundamental. Los autopublicados y los escritores de pequeñas editoriales solo tenemos el boca a boca y las redes sociales para que la gente que nos conozca.

Eres una gran defensora de la autopublicación y siempre apoyas a tus compañeros autopublicados, ¿qué hizo que te decantaras por esa opción y qué es lo mejor y lo peor de autopublicarse?

La autopublicación te da libertad, te da la opción de decidir cada paso que das: controlas a quién contratas para corregir tu novela, para maquetarla, elegir la portada, el precio… También te da libertad sobre la historia. Las editoriales son negocios y como tales buscan historias que les den beneficios y no arriesgan por novelas que se salgan de la norma. Y no quiero decir que no haya grandes historias en las editoriales, porque las hay, pero es normal que busquen un nombre, una repercusión… Hace un año salió a la luz la historia de un escritor que había publicado en la revista El jueves y al que habían rechazado por no tener los suficientes seguidores en las redes sociales. 

La autopublicación te permite, además, controlar día a día las ventas de tus libros (posibilidad que no tienes publicando con editorial). Yo sé en cualquier momento cuántos libros he vendido o cuántas lecturas han tenido mis libros. 

La mayor desventaja es no tener el respaldo de un equipo de marketing. No tienes una campaña publicitaria, todo el trabajo es tuyo, incluida la distribución. Muy pocas librerías apuestan por darnos una oportunidad. La mayoría ni se molestan en escucharte y mucho menos en leer tu historia antes de decirte que no. Con otras tienes que pelearte para que te den el dinero de las ventas o te devuelvan los libros… Y unas cuantas, las menos, hacen un trabajo maravilloso y dan prioridad a la calidad. 

¿Qué consejo le darías a quienes se inician en ella?

Primero que confíen en ellos mismos y en sus obras, que luchen por sus sueños y que no se rindan. Y, como siempre, mi puerta está abierta para responder a sus preguntas y sus dudas. Yo comencé en este mundo sola y me gustaría que nadie pasara por algunos de los malos momentos que yo pasé. Hay una comunidad de escritores que luchamos por ayudarnos mutuamente, que nos entendemos, que sabemos por lo que se pasa… Que no duden en buscarme por las redes sociales. 

Tus novelas han ido evolucionando de un punto más romántico a otro en el que, sin perder el romance, cobra protagonismo la acción. Miradas perdidas fue tu primer acercamiento al thriller y el supuesto inicio de una relación más estrecha con el género, ¿es algo que tenías claro desde el principio que iba a ocurrir o que te ha ido pidiendo tu evolución como escritora?

No, no era algo que yo tuviera claro. El thriller es uno de mis géneros favoritos y comenzó como un reto. Un reto que me ha atrapado, que me ha fascinado… Que me ha llevado hasta el punto de ponerme a estudiar criminología para poder dar más calidad a mis obras. 

Todas tus protagonistas femeninas tienen un nombre que comienza por la letra A (Antía, Aldara, Abril y Áurea) y sueles interactuar con tus seguidores en redes sociales antes de una nueva publicación para que se animen a adivinar cómo se llamará tu nueva protagonista atendiendo a esta premisa. ¿Qué te empuja a seguir este criterio? ¿Es casual o tiene su razón de ser? 

Realmente empezó como una casualidad. La chica de Remiendos del Pasado se llamaba Ana. Y luego apareció Antía. Antía es uno de mis nombres favoritos, es gallego y era mi manera de homenajear a la tierra de donde procede mi familia materna. Me gustó esa costumbre. Me gustó que algo uniera a todas mis protagonistas. Algo tan sencillo como una letra. 

El nombre de Abril ni siquiera lo elegí yo. Pedí en las redes sociales nombres de chicas que empezaran por A y luego hice varias encuestas siendo ese el vencedor. Fueron los lectores los que eligieron y eso me parece increíble. 

¿Con cuál de tus chicas te sientes más identificada o ha sido más especial para ti?

A todas les tengo un cariño especial: 

Ana es una soñadora. 

Antía sale del peor momento de su vida y lucha para salir de ella. 

Aldara, además de escritora, es fiel a si misma. 

Áurea es una cabezota que no se rinde por nada. 

Abril tiene el valor de enfrentarse a sus propios miedos e inseguridades y aprender a ser mejor persona. 

Estoy muy orgullosa de todas y me gustaría decir que todas tienen algo de mí. Me es muy difícil decir cuál es más especial para mí. Quizás, Antía porque fue el comienzo de una filosofía que tengo muy presente cuando escribo un libro: la literatura no solo debe entretener, sino también reflejar y criticar la sociedad que nos rodea. 

El modelo de mujer que promulgas en tus novelas es un pequeño homenaje a ese con el que todas compartimos algo y al que todas apoyamos y queremos divulgar. ¿Son tus historias una forma personal de contribuir a la sororidad femenina?

Durante toda la vida se ha buscado que las mujeres luchemos las unas con las otras, que nos veamos como rivales, como enemigas… Y todo por el hecho de que saben que unidas somos más fuertes, más capaces… Promulgo una sociedad en la que las mujeres trabajemos mano a mano, que luchemos por hacer un mundo más justo, más solidario, mejor… Pero también defiendo que ese camino lo tenemos que hacer en conjunto con los hombres. Solo juntos, iguales, podremos vencer todas las desigualdades. 

Pero lo primero es unirnos nosotras. 

El 17 de diciembre publicaste la tercera entrega de tu serie Falsedad, ¿qué puede encontrar el lector en estos libros? ¿Cuántas entregas la conformarán?

Estoy muy contenta con el resultado de Falsa apariencia. La falsa familia fue una novela intensa, llena de emoción… y merecía una continuación que no solo estuviera a su altura, sino que lo superara. 

En Falsa apariencia encontramos suspense, amor, inseguridades, amistad… Encontramos una historia donde, como en el resto de la saga, las personas no son lo que parecen. Una historia en la que vas acompañando a Áurea no solo en la búsqueda de la chica desaparecida, sino también en su lucha por localizar a Número 1 y acabar con sus pesadillas. 

Con Falsa apariencia hago un pequeño parón en la serie. No digo que no vaya a escribir más historias sobre Áurea, al fin y al cabo es una detective que se dedica a buscar mujeres desaparecidas y, por desgracia en este país, demasiadas mujeres desaparecen cada año y hay muchas historias que merecen ver la luz. 

¿Qué está siendo lo más complicado de sacar esta serie adelante? ¿Y lo más satisfactorio?

Soy una mujer escribiendo thriller y aunque nos cueste creerlo las mujeres en la literatura seguimos estando delegadas a un segundo puesto. Nos toca luchar aún más fuerte. Pero yo no me rindo. Me gusta una buena batalla. 

Las sagas, además, asustan y yo lo comprendo. Empezar una saga sin saber si vas a quedarte en mitad de la historia…. Soy la primera, como lectora, a la que fastidia. Lo positivo es que Falsa apariencia tiene un final. 

Lo más satisfactorio es ver como los personajes han ido evolucionando y ver el cariño que les cogen los lectores. 

Después de esta vuelta de Áurea, ¿qué proyecto tienes a la vista? ¿Tal vez tu próxima participación en el Premio Literario Amazon?

Actualmente estoy escribiendo una novela policíaca, con una inspectora que se enfrenta a su primer caso. Un caso complicado, diferente a todo lo que ella había visto hasta ese momento. Y, además, se enfrenta al reencuentro con un viejo compañero de la academia con el que tiene una relación de tira y afloja. 

El premio Amazon es una oportunidad para dar visibilidad a las obras. Además, cada vez dura más tiempo. Seguramente la novela se presente al premio. Me gusta. Me ha dado la oportunidad en los años anteriores de conocer a compañeros escritores y a nuevos lectores. 

Un deseo para este 2021 que ha comenzado. 

Este 2020 ha sido un año duro. Caí enferma del maldito bicho y me ha dejado secuelas de las que aún me estoy recuperando, y se fue una persona a la que quería mucho y que nunca perdió el sentido del humor (Falsa apariencia está dedicada a él), pero siempre me quedo con las buenas cosas. 

Al 2021 le pido que por fin aprendamos lo que no aprendimos en este año que nos ha dejado. Que aprendamos a ser mejores personas, a pensar en los que tenemos a nuestro lado, a valorar los pequeños detalles… y que no perdamos nunca la esperanza. 

Mil gracias, Marta, por este ratito y por tantas historias.

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